La creación de la empresa Cerámicas de Puertomarín Sociedad Anónima (CEPUMASA) se remonta a principios de la década de los años 70 del siglo pasado, siendo la fabricación de ladrillos para la construcción la principal actividad económica para los vecinos de Portomarín durante décadas.
CEPUMASA formaba parte de lo que posteriormente sería el Grupo de Empresas Canabal S.L. (GREMCA S.L.) que tuvo sus raíces en el año 1947, cuando Lisardino Canabal Márquez comienza su actividad empresarial. A mediados de la década de los 90 la fábrica atraviesa por serias dificultades económicas resultando embargada y subastada por el Ministerio de Hacienda por contraer una deuda cercana a los 24.000.000 de pesetas (unos 280.000€ al cambio, corrigiendo la infalción) con el erario público.
Serán un grupo de nueve ex-trabajadores quienes en 1995 se asocien y adquieran la fábrica para volver a ponerla en funcionamiento. La empresa aprovechó el tirón de la construcción en los años de gran demanda del sector. Sin embargo, cuando la actividad bajó por culpa de la crisis de 2008 la venta de materia prima, entre ellas el ladrillo, que era la única producción de la cerámica de Portomarín, se redujo drásticamente. En julio de 2009 la empresa propone un ERE de 3 meses que afectará a 17 de los 23 trabajadores de la plantilla que percibirán el desempleo durante ese trimestre y a los que la empresa les completará hasta el 90% del salario. La fábrica cesará la actividad durante ese tiempo con la finalidad de intentar vender el stock acumulado. Para ello permanecerían en la empresa los transportistas, un carretillero, un viajante y una persona en la oficina, que se encargaría de suministrar los pedidos.
Finalmente, incapaz de remontar la producción, la empresa se declarará en concurso voluntario de acreedores en septiembre de 2012, siendo liquidada en enero de 2013.
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